River y Boca se nutren de los descartados en San Lorenzo

Fabián Bordagaray probó la semana pasada que "la vida te da sorpresas". Le dijeron que tenía que ir a entrenarse a Mar del Plata, con el plantel de River y no sin asombro hoy corre al lado de Almeyda y compañía. La transferencia resultó por demás sencilla y favorable para los de Boedo y los de Núñez. Es que Ramón Díaz, especialista en eso de tachar nombres, prácticamente no lo utilizó en el Torneo Apertura, lo que le abrió indefectiblemente la puerta de salida. Gustavo Ranucci, dueño del pase del delantero, lo cedió a préstamo sin cargo por un año y medio a la entidad presidida por Daniel Passarella. El kaiser parece decidido a ganar el campeonato económico y apostó por un jugador que prometía cuando Diego Simeone lo dirigía en San Lorenzo pero no tuvo lugar con el "pelado".
El otro jugador que el "Falcon de Ramón" dejó haciendo dedo es Diego "burrito" Rivero. Cuando nacía octubre el ex Chacarita desapareció literalmente de la cancha luego de ser señalado por el cuerpo técnico como el único en cometer actos de indisciplina (léase jugar al póker hasta la madrugada en las concentraciones). Rivero respondió con sutileza: "parece que el único que jugó al póker fui yo", casi haciéndose la idea de que su futuro estaría en otro club. Ese otro club es Boca, que ofreció a cambio a Matías Giménez, quien cedió a las presiones dirigenciales (inicialmente no había aceptado pasar a San Lorenzo) permitiendo sellar el acuerdo.